Restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba parece tener varios objetivos.
En primer lugar, permitirá a Cuba y a los Estados Unidos obtener importantes beneficios económicos. Los empresarios de EEUU están en favor de las relaciones diplomáticas y comerciales porque con ellas se abre un nuevo mercado, lleno de oportunidades. Las empresas de los EEUU han venido perdiendo terreno frente a las de otros países debido al embargo. El impacto en Cuba será, por supuesto, bastante dramático aunque estará inicialmente limitado desde que el Congreso debe todavía levantar el embargo. Cómo y cuándo ocurrirá tal cosa es algo incierto en este momento.
En segundo lugar, con este paso los EEUU pueden acercarse políticamente a América Latina, revertiendo así una tendencia que lo hacía cada vez menos relevante, particularmente fuera de los países miembros del NAFTA. La participación de Cuba en la próxima Cumbre de las Américas es muy reveladora. Por primera vez, los EEUU parecen haber alentado dicha participación.
En tercer lugar, Cuba se está convirtiendo en una sociedad más abierta. Las relaciones Estados Unidos-Cuba acelerarán este proceso, particularmente debido a los fuertes vínculos humanos entre Cuba y EEUU. Sin embargo, el interés de ambos países reclama que este proceso sea cuidadosamente calibrado. Si el proceso se precipita, puede provocarse el colapso total del sistema Cubano; dicho colapso podría impactar en la estabilidad política del Caribe y derivar en una inmigración masiva hacia la Florida, como en la década de los 1980s.
En cuarto lugar, la normalización de las relaciones con Cuba podría cambiar algo el mapa electoral de los EEUU en favor de los demócratas. El levantamiento de las sanciones, el financiamiento de la Embajada en Cuba, el nombramiento de embajadores, todos serán cuestiones políticas controversiales y sujetas a muchos vaivenes. El cuadro político dentro de los EEUU no está claramente definido. Es aparente sin embargo que los demócratas son más favorables a las relaciones con Cuba mientras que los republicanos parecen, con algunas excepciones, estar en contra. La economía y la situación política del estado de La Florida pueden ser afectadas por la reanudación de relaciones con Cuba. Muy probablemente, la normalización será favorecida por la mayoría de la población, por razones económicas sino por otro tipo de razones.
En quinto lugar, con la reanudación de relaciones diplomáticas no se parece intentar el cambio de régimen político en Cuba aunque sería ingenuo pensar que los EEUU no persiguen ese objetivo a largo plazo. De cualquier forma, EEUU debe ser consciente que su presión para que Cuba emprenda cambios políticos está condenada al fracaso. Sobre la cuestión de los derechos humanos, este es el peor momento posible para que EEUU levante siquiera el tema. Eso sí, una vez levantado el embargo, es muy posible que organizaciones regionales e internacionales ejerzan creciente presión para que Cuba abra su proceso político-electoral.
Finalmente, el papel activo del nuevo Papa en ayudar a restablecer las relaciones diplomáticas le concede legitimidad al evento. El Papa, cuya popularidad sigue creciendo, es el principal ganador, haya sido ese su objetivo o no. Seguramente, su participación ayudará a neutralizar el impacto de la oposición de ultra-derecha al restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre Cuba y los EEUU.