Pienso que la Presidencia de Trump será similar a la de los presidentes republicanos que le precedieron. He llegado a esta conclusión simplemente observando la composición de su Gabinete y sus pasos iniciales. Trump tiene un discurso lleno de racismo y agresividad. Pero él busca distraer a la opinión pública con declaraciones polémicas mientras, paralelamente, trata de implementar políticas extremadamente republicanas.
En primer lugar, ha reiterado su intención de reducir los impuestos. Esto es algo que han hecho todas las administraciones republicanas. La reducción de impuestos beneficiaría principalmente a las corporaciones y a los contribuyentes de altos ingresos. Simultáneamente, se introducirían simplificaciones en el código tributario y una reducción en el número de tasas impositivas. Se ha argumentado que estos cambios promoverían el crecimiento económico y el empleo. Esto podría ser cierto en el corto plazo, pero no hay evidencias que serían sostenibles en el mediano y largo plazo.
Segundo, Trump insiste en que las fuerzas armadas han sido “devastadas” y por lo tanto hay que aumentar los gastos en defensa. En particular, el Presidente ha insistido en la necesidad de mejorar la capacidad de la marina de guerra. En ese sentido, comparó el poder actual de la marina de guerra con el que esta tenia al final de WWI. Esa es una exageración que los previos candidatos presidenciales republicanos McCain y Romney también hicieron. Estados Unidos gastan el 36% del gasto militar total del mundo; tanto como las siguientes ocho potencias militares combinadas[i]. El poder de fuego de EEUU es incomparable. Ha demostrado su capacidad para ocupar otros países; sin embargo, la capacidad para sostener tales ocupaciones está muy limitada por las complejidades políticas asociadas con cualquier ocupación tal lo prueba la experiencia reciente. Un aumento en presupuesto militar beneficiaría sobre todo el complejo militar-industrial y no está claro que EEUU incrementaría su ventaja militar sobre los otros países.
En tercer lugar, Trump menciona la necesidad de inversiones en infraestructura pública. Obama intentó, sin éxito, obtener fondos para un programa integral de infraestructura. El déficit en infraestructura es enorme. La American Society of Civil Engineers calcula que la inversión necesaria hasta el 2020 es de US$ 3,2 trillones[ii]. Proyectos de infraestructura pueden tener altas tasas de rentabilidad. La combinación de reducciones de impuestos y el incremento en el gasto militar, dejará poco margen para inversiones en infraestructura. Se dice que Trump propondria ”privatizar” las inversiones en infraestructura pública lo que no siempre es posible y encontraría de todas formas una tenaz oposición en el Congreso.
En cuarto lugar, Trump y los republicanos insisten en que el programa de salud (Obamacare) se está desmoronando y debe ser derogado. Un nuevo sistema debe sustituirlo. Esa ha sido la línea republicana desde hace varios años. Sin embargo, no se proporciona ninguna propuesta concreta, solo ideas generales[iii]. Hay rumores de divisiones entre los republicanos sobre este punto. Muchos de ellos temen reducir prestaciones de servicios por el efecto que ello tendría en sus respectivos distritos electorales. Los republicanos se enfrentan con un importante dilema: su agenda verdadera parece ser un retorno a los días anteriores al sistema de salud vigente, pero ello acarrearía grandes costos políticos. La reforma al sistema de salud será probablemente el motivo de peleas encarnizadas durante los próximos meses. Como muchos presidentes republicanos antes, esfuerzos para cortar beneficios a la salud (o a la seguridad social) podrían fracasar.
En quinto lugar, se intenta implementar una política social reaccionaria. Ello lo demostraría el Candidato a la Suprema Corte, como así también a los Ministerios de educación, trabajo y energía (casi todos ya confirmados en sus cargos). Los antecedentes indicarían que esos candidatos implementarán políticas republicanas muy conservadoras. Se atacaría la educación pública, disminuiría la protección de trabajo, los intereses de las industrias del petróleo y del carbón tendrían prioridad sobre la defensa del medio ambiente. El carácter laico del estado está siendo cuestionado en nombre de una supuesta libertad religiosa. Además, la reforma migratoria integral se sustituiría por un “muro” que sería costoso, perjudicial al medio ambiente y creador de conflictos con Méjico. La militarización de la policía es probable que continúe, así como la expansión de cárceles privadas. Las reformas al sistema de justicia penal ni siquiera se mencionan. El uso de anticonceptivos y el acceso al aborto podrían ser limitados. Todo esto han sido importantes objetivos republicanos.
En sexto lugar, la implementación de políticas proteccionistas en un sentido amplio no parecen muy probables, contrariamente a lo que proclama. Quizás se tomen algunas medidas simbólicas, de impacto limitado. Hacerse el “macho” con un par de empresas, que de todas formas gozarían de favores impositivos, no ofende a las corporaciones. Trump podría así crear unos pocos puestos de trabajo industrial y posar para algunas fotos propagandísticas, ganando algún apoyo en las localidades beneficiadas. Pero el impacto global de tales acciones sobre el empleo sería mínimo. La renegociación de NAFTA y otros acuerdos comerciales podrían tener lugar, pero difícilmente tales negociaciones lleven a acuerdos sustancialmente diferentes a los existentes. Esto no sería inconsistente con la plataforma republicana tradicional. Sólo la retórica puede sonar diferente.
En séptimo lugar, es muy probable que la política exterior se caracterice por su agresividad y que derive en conflictos muy serios. Ese ha sido el caso con todos los gobiernos desde Reagan, aunque en grados diferentes. Es muy probable que se desarrollen fuertes conflictos con Irán, Corea del norte o inclusive China. Conflictos con cualquiera de estos países acarrearán enormes costos económicos, políticos y militares si llegan a un terreno trágico. Una postura agresiva, a diferencia de intensas negociaciones con participación de la comunidad internacional, es más consistente con la posición republicana tradicional. En mi opinión, hay una fuerte probabilidad de enfrentamientos militares, particularmente con Corea del Norte y/o Irán. Pero pienso que Trump tratará de encontrar un acomodamiento con Rusia sobre asuntos de interés común. Esta ha sido la política de administraciones anteriores. Pero creo que tal acomodamiento tendrá una duración corta desde que las diferencias debidas a intereses disimiles no desaparecerán. Debo agregar que un acomodamiento así sea temporal puede servir los intereses de Exxon y otras corporaciones con influencia en el gobierno y negocios potenciales en Rusia.
Por último, los miembros del gabinete provienen en su mayoría de Goldman Sachs, del sector petrolero y del militar. No es desatinado suponer que ellos darán prioridad a sus intereses en las decisiones que tomen. Durante la Presidencia de Obama, estos sectores influenciaron y presionaron al gobierno para lograr decisiones favorables. Ahora esos sectores son prácticamente “dueños” del gobierno. Por lo tanto, podría esperarse que las políticas ambientales serán ignoradas y las regulaciones financieras para proteger a los consumidores y controlar excesos casi desaparecerán. La expansión del gasto militar garantizará el poder (por ahora perenne) del complejo militar-industrial … y el futuro personal de muchos miembros de la administración.
¿Suena familiar?
[i] Wikipedia, Instituto Internacional de investigación para la paz de Estocolmo, 2016 hoja (para 2015). [ii] American Society of Civil Engineers, 2013 Report, 2017
[iii] New York Times, Editorial, 08 de febrero de 2017.