Parece que Obama será re-electo. Los demócratas mantendrán el Senado, los republicanos la Cámara Baja; todo quedará igual!
¿Qué se puede esperar en estas circunstancias? No mucho realmente. Los republicanos podrían amoldarse las nuevas circunstancias por un brevísimo tiempo y cooperar en el Congreso, pero los Estados Unidos continuarán viviendo bajo un sistema político disfuncional. Cualquier recuperación económica será débil en el mejor de los casos y no se abordarán cuestiones de largo plazo. Al final Obama no será el Presidente de transición que se esperaba. Por Presidente de ‘transición’ me refiero a un Presidente que logre un sistema político más funcional, uno capaz de adaptarse a las nuevas realidades nacionales e internacionales. Esto no ha ocurrido y no puede esperarse que ocurra, gane quien gane en noviembre. Lo que vendrá después es la verdadera cuestión.
En mi opinión, hay dos cuestiones fundamentales en los problemas actuales de EEUU. En primer lugar, las políticas imperiales hacia el resto del mundo constituyen una pesada carga para la economía, cada día más insostenible. En segundo lugar, la cultura política imperante, esencialmente rural, impide la modernización de las instituciones del país y hace imposible abordar cuestiones de largo plazo como salud, educación, inmigración, infraestructura e impuestos, para mencionar las más importantes.
En un mundo multipolar, el poder de los Estados Unidos ya no es absoluto. Su poder es cada vez más discutido, en particular después de la desastrosa invasión de Irak. Estados Unidos no cuenta con autoridad moral en la opinión pública internacional. Están surgiendo nuevos poderes. Estados Unidos seguirá siendo una superpotencia durante muchos años, pero ya no puede imponer su voluntad en la forma caprichosa que lo hacia. Sólo puede lograr grandes objetivos mediante la cooperación con otras potencias competidoras. Para que esto suceda, no tiene otra opción que aceptar, más aún promover, el papel de otros países e instituciones internacionales en un plano de mayor igualdad. Debe adoptar necesariamente una postura menos agresiva en la arena internacional. Tal reorientación permitirá al país gastar menos en defensa y seguridad, pelear menos guerras (o ninguna) y así ahorrar billones de dólares. El Premio Nobel J. Stiglitz afirma que la guerra en Irak ha costado más de 3 billones de dólares. No todos estos costos se contabilizaron explícitamente en el presupuesto, pero se reflejaron en la economía de todas formas. Los gastos en defensa y seguridad ahora superan el billón de dólares por año, si se incluyen todos sus componentes. Esto representa más del 30 por ciento del gasto del gobierno nacional y es más del doble del costo del seguro de salud para la tercera edad (que se autofinancia de todos modos!). Estados Unidos gasta más en defensa que en el resto del mundo combinado! Las políticas imperiales están íntimamente vinculadas a una economía basada en el uso intensivo del petróleo. Acciones en Iraq, en Libia y, posiblemente, en Irán ilustran el caso. Estas políticas destruyen países y contribuyen a la destrucción del medio ambiente.
La cultura política vigente tiene signos de primitivismo; no sirve a las necesidades de la población ni guarda relación con el progreso alcanzado por la humanidad. Los Estados Unidos se basan en una Constitución que tiene más de 200 años y fue escrita para un país rural con una décima parte del territorio que ahora ocupa. La Constitución establece esencialmente una Confederación. Está obsoleta en sus aspectos fundamentales. Limita el poder del Gobierno nacional para aplicar políticas públicas y abre las puertas para que la Corte Suprema sea el instrumento que legitime o impida medidas que normalmente cualquier gobierno o Congreso en el mundo debe abordar. Dado el sistema electoral vigente, es probable que la Corte siga siendo muy conservadora, o peor simplemente reaccionaria, dejando poco espacio para políticas públicas progresistas o transformadoras. .
El debate público sobre el control de armas entre los civiles proporciona un ejemplo contundente de la cultura política vigente. Hay más de 300 millones de armas en manos de civiles, muchas de ellas son armas semiautomáticas que no existían en el momento en que se aprobaron la Constitución y la segunda enmienda (que establece el derecho de portar armas). Más de 12.000 personas mueren victimas de las armas cada año en los Estados Unidos; muchísimas veces más que en toda Europa junta. El sacrosanto derecho a portar armas, cualquier tipo de armas, es proclamado por todo político que quiere conservar su cargo. Ese supuesto derecho es celebrado como algo supremo, particularmente en el llamado cinturón bíblico del sur de EEUU, donde monumentos oficiales y banderas honran a la Confederación derrotada por querer mantener el esclavismo.
El sistema electoral también está claramente quebrado; no hay Tribunal Electoral independiente, el proceso electoral es controlado directamente por los gobiernos locales. Cada lugar fija sus propias normas. La elección de Bush en el 2000 mostró que el sistema electoral es muy anticuado. La elección del Presidente por un Colegio Electoral en el que el ganador tiene todos los electores de un estado así gane por un voto implica que no todos los votos tienen igual valor. Grandes segmentos de la población y regiones del país están marginados del proceso y en efecto no están debidamente representados. La distribución de los distritos electorales esta altamente politizada y étnicamente orientada contribuyendo a una representación aún menos equitativa de los ciudadanos en el Congreso.
El clima creado por la cultura social y política es tal que en el país más avanzado tecnológicamente, al menos hasta hace poco, las escuelas no enseñan la teoría de la evolución y la mayoría de la población no cree en él! No hay programas de estudios unificados, basados en la ciencia y las artes porque los estados y los consejos locales tienen la palabra más fuerte. El parroquialismo remplaza el progreso. El laicismo ha perdido terreno; probablemente el único caso entre las naciones industrializadas. La ciencia ambiental es cuestionada y, en muchos casos, rechazada. Las regulaciones que afectan a los intereses de los poderosos son resistidas y cuando se proponen regulaciones que los afectan, como la reforma de salud, el proceso garantiza que lo que se aprueba ha sido vaciado de contenido.
Existen poderosos intereses que impiden cambios reales. Es precisamente el poder de esos intereses el que determinará que se mantenga el statu quo si Obama gana o, peor aún, la introducción de políticas regresivas si pierde. Las políticas imperiales son altamente lucrativas para el complejo militar-industrial y la industria petrolera. El obsoleto sistema institucional trabaja en beneficio de la industria de la armas, de la industria de la salud y del sector financiero, entre otros. Prevalecer sobre estos intereses es extremadamente difícil pues ellos crean y destruyen a los políticos, que dependen de ellos para la financiación. Movimientos como “Ocupar Wall Street” son meramente simbólicos y resultan ineficaces. Unos cuantos militantes en tiendas de campaña levantadas en el centro de la ciudad se transforman rápidamente en una mera atracción turística. La historia demuestra que los cambios profundos solo pueden ser logrados por movimientos organizados alrededor de objetivos claros, basados en la movilización masiva en los centros y ciudades principales. Si tales movimientos no existen en este momento, no espere mucho de las próximas elecciones!