El futuro inmediato de Ucrania será, en el mejor de los casos, tumultuoso. En el peor, caótico. Veamos.
En el frente exterior, Crimea no responderá en ningún caso a Kiev. Es una zona esencialmente rusa, cedida administrativamente por Khrushchev a Ucrania en los 50s. Allí esta la única base naval que Rusia tiene en puerto templado. La mayoría de la población se identifica con Rusia, no con Ucrania. Es posible que se negocie una Crimea nominalmente autónoma dentro de Ucrania, pero en la práctica ligada a Rusia militar, económica, e inclusive monetariamente. Como Montenegro antes de separarse formalmente de Serbia. Crimea podría así aislarse algo de la crisis económica y del fuerte ajuste que afectará Ucrania próximamente. Su población, o la mayoría de ella, podrá obtener pasaporte ruso. Así Crimea sería una zona autónoma de nombre. En la práctica sería otro país o parte de otro país. La otra posibilidad es que Crimea se proclame lisa y llanamente independiente con el reconocimiento de Rusia. Ese paso no sería extraño en la Europa de hoy. EEUU y occidente lo provocaron en lo que es hoy Kosovo. No tendrían mucha autoridad moral para reprocharle lo mismo a los rusos.
En el frente interno, la situación de Ucrania es más complicada de lo que parece. Financieramente el país está en quiebra. Necesita dinero urgente (que Rusia le había otorgado inicialmente). Su industria y minería sobre-consumen energía. El comercio exterior liga a Ucrania con Rusia más que con cualquier otro país: un cuarto de su comercio exterior es con Rusia y depende del gas ruso. La corrupción está tan generalizada e internalizada en la sociedad que es muy difícil atacarla. Ello eleva los costos comerciales a niveles intolerables. Prácticamente ningún político es ajeno a esa realidad.
Es verdad que el país cuenta con gran potencial, que su agricultura, minerales y algunas industrias podrían ser competitivas y producir de acuerdo a las exigencias de la Unión Europea, ampliando el acceso a ese mercado que ya es muy importante para Ucrania. Su sector financiero podría sanearse y servir con eficacia al sector productivo. Tampoco es imposible que las peores formas de la corrupción sean desterradas. Pero eso no puede ocurrir de la noche a la mañana. Mientras tanto, la gente común sufriría la crisis aún más. Mucho más.
El ajuste, con FMI o sin él, es inevitable al menos por algunos años. El consumo caerá, la pobreza crecerá, Por lo tanto, la inestabilidad política no podrá evitarse. Sectores urbanos, muy militantes, controlan las decisiones. De hecho esos sectores hicieron imposible que se cumpla el acuerdo firmado por tres líderes de la oposición, entre ellos el actual Primer Ministro Arseny Yatsenyuk. El acuerdo fue patrocinado por Francia, Alemania y Polonia y apoyado por todo occidente. Nadie denunció la cancelación del acuerdo por la presión de los militantes reunidos en la plaza Independencia.
La imposición del curso político por una multitud militante en la plaza legitima una conducta similar en otros lugares de Ucrania. Las fuerzas del regionalismo son hoy por hoy irreversibles. Es lo que sucede en Crimea más allá de la presencia Rusa en la zona que existió siempre.
La situación es y será tensa por algún tiempo pero probablemente no presentará riesgos de choques armados entre las potencias. EEUU no parece tener intereses u opciones claras desde el punto de vista militar y político. Necesita el apoyo ruso en Irán y Siria. Europa precisa del gas ruso que pasa por Ucrania. Rusia a su vez no puede aislarse del resto de Europa ni cortar relaciones con EEUU. Con Crimea separada y bajo efectivo control ruso, Putin probablemente se limitara a observar los movimientos en Kiev y reaccionar solo en casos muy especiales. Ucrania transcurrirá sus próximos años discutiendo el ajuste y el viviendo de protesta en protesta. Las elecciones de Mayo posiblemente darán un respiro, pero muy breve. Si la población de ese país espera ingresar a la Unión Europea en algún futuro cercano, se llevará una gran desilusión.