(The Next President – in English)
Creo que Hillary Clinton será la próxima presidenta de EEUU. Dejando de lado los deseos personales, todo indica que los alineamientos políticos existentes la convertirán en un presidente débil. En efecto, el Senado y la Cámara de Representantes seguirán, muy probablemente, bajo control Republicano. En el caso de la Cámara de Representantes, los Demócratas podrían obtener más votos que los Republicanos. Sin embargo, los Demócratas tendrán menos, mucho menos Representantes debido a la representación por Distritos. La delimitación de los Distritos fue trazada por políticos conservadores.
El control Republicano de ambas cámaras tendría un marcado impacto. En primer lugar, los Republicanos se sentirán injustamente privados de la Presidencia por un arribista (Trump); algo que considerarán un fenómeno temporal y terminado. Crearán obstáculos a la Presidente desde el principio, algo que no pudieron hacer con éxito con Obama porque éste contaba con mayoría en ambas cámaras en sus comienzos y pudo asentarse en el poder aun con dificultades. En segundo lugar, Hillary ganará con el apoyo de muchos Republicanos, incluyendo neoconservadores, que odian la agenda doméstica de Hillary. Ese apoyo es temporal y se basa en la desconfianza de muchos Republicanos para con Donald Trump, un oportunista impredecible. Después de las elecciones, ese apoyo se esfumará y Hillary pasará a ser el objetivo a derrotar. En tercer lugar y como resultante, Hillary no podrá lograr resultados significativos en su agenda doméstica, particularmente en los puntos programáticos acordados con Bernie Sanders antes de la Convención Demócrata. Es muy probable que ni siquiera pueda poner en marcha iniciativas tales como: ampliación del Programa de Salud (Obamacare), eliminación de matrículas pagas en las universidades públicas, guarderías infantiles para las madres que trabajen, aprobación de una amplia amnistía para los inmigrantes indocumentados, aprobación de un extenso programa de inversión pública en infraestructura. Además, el aumento de impuestos a los más ricos, necesario para pagar las reformas antes mencionadas, no contará con apoyo alguno en la oposición y difícilmente sea considerado. En cuarto lugar, en política internacional Hillary estará muy probablemente a la derecha del Presidente Obama, más cercana a la línea dura de los Republicanos. Por ejemplo, en conflictos como el actual entre el Pentágono y el Departamento de Estado sobre las políticas a seguir en Siria, Hillary se ubicaría al lado del Pentágono, obviamente el sector más duro, a juzgar por las posiciones que tradicionalmente ha sostenido. Se desprende entonces que los Republicanos estarán de acuerdo con la mayoría de sus políticas en materia internacional, pero mantendrán de todos modos una prudente distancia para evitar los costos políticos de dicho apoyo.
Hillary Clinton intentará acomodarse a la demanda de los Republicanos para poder gobernar. Con dicho enfoque, inevitablemente realista a la luz de la situación imperante, imitará el de su marido cuando perdió el control de ambas cámaras. Bill Clinton dejó de lado en aquel momento incluso algunas políticas progresistas que él mismo había intentado poner en práctica al principio de su mandato. En tal escenario, el apoyo a Hillary de los seguidores de Sanders y de muchos ”milenios” se evaporará totalmente (está bastante ausente en la campaña electoral de todos modos). Predominará el escepticismo entre los jóvenes. Sin embargo, si los seguidores de Sanders llevan a cabo la organización y movilización que éste prometiera, y si además se unen a otros grupos con reclamos legítimos como Black Lives Matter Movement, Hillary podría contar con fuerzas para presionar al Congreso y así lograr algunos avances en su agenda doméstica. Por ejemplo, en el proyecto para reformas al sistema penal de tal suerte que se reduzcan los encarcelamientos injustos y se protejan las minorías. Tal paso es posible pero improbable: requerirá mucha organización y movilización como la que logró Luther King al llevar un millón de personas al Mall de Washington. Pero a los políticos de EEUU no les gustan las movilizaciones y buscan siempre la manera de disuadirlas o impedirlas.
Después de un tiempo de gobierno bajo Hillary sin avances en la agenda doméstica, algunos segmentos de la población se sentirán aún menos incluidos en la sociedad debido al deterioro progresivo en la distribución de los ingresos; algo que parece inevitable a pesar de logros recientes. Por otra parte, el clima político imperante a nivel mundial aún bajo el mejor escenario predecible continuará muy complicado y podría empeorar. Los problemas del mundo son muy complejos y ningún país es lo suficientemente poderoso como para resolverlos individualmente. La cooperación internacional no es fácil ya que las ambiciones imperiales son todavía dominantes no sólo en los Estados Unidos sino también en otras potencias en ascenso. El terrorismo podría disminuir con suerte, pero de todos modos seguirá siendo un verdadero desafío. Quizás sean posible cambios graduales. Pero tales cambios no serán suficientes para generar el apoyo político necesario. Eso es precisamente lo que los republicanos esperarán para ganar el control completo de todas las ramas del gobierno en cuatro años.
¡El tiempo dirá!