Siempre que voy lo veo
En la misma silla
comiendo ausente
Terriblemente lento, indolente
Con dos perros nobles reposando a su costado
con mas lástima que paciencia
Siempre lo veo
Y siempre pienso
¡Que no me toque!
Seguro que también los otros
Que se simulan alejados de su mesa
¡Que no me toque!
Que no me toque incinerar el tiempo
ese irrenovable recurso que nos nutre
Que no me toque mirar perdido
sin que me duelan los recuerdos placenteros
¡Que no me toque!