El gobierno de Alberto Fernández no se debilitó después de las elecciones. Psicológicamente se fortaleció algo. No es un gobierno acosado como hubiera sido el caso si perdía por un porcentaje mayor. Pero dista de ser un gobierno fuerte. Conserva su condición de primera minoría en Diputados pero perdió el quórum propio en el Senado. La oposición, en tanto, consolidó fuertemente su predominio en zonas neurálgicas del país: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe.
La economía y el empleo se recuperan con mucha fuerza, la balanza de pagos mejora. Pero el país enfrenta problemas muy difíciles: acordar con el FMI, reducir la inflación, mantener una balanza de pagos favorable, mejorar los ingresos de los trabajadores. Algunos de estos objetivos pueden no ser totalmente consistentes entre sí en el corto plazo.
Un acuerdo con el FMI privilegiará reducir la inflación y mejorar la balanza de pagos pero demandaría que los sueldos aumenten muy modestamente, en el mejor de los casos. Se enfatizaría en mejorar los ingresos de las familias por la expansión del empleo, no por el aumento en los sueldos. Promover exportaciones y desalentar las importaciones necesitaría de un dólar aún más caro lo que afectaría negativamente los ingresos de los trabajadores y desalentaría el desarrollo de muchas industrias que dependen de insumos importados.
Simplemente dicho, aún con flexibilizaciones inteligentes en el programa que se acuerde con el FMI, el mismo acarreará un importante costo político: descuento que los sindicatos no estarán conformes, tampoco muchos industriales. Las capas medias no disfrutarían de beneficios tangibles en lo inmediato. Estas discrepancias se expresarían regionalmente. La provincia de Buenos Aires, por ejemplo, depende de muchos empleos industriales destinados al mercado interno que demandan insumos importados.
El Presidente destacó que el programa a presentar en el Congreso en Diciembre y que incorporaría lo que se viene discutiendo con el staff del FMI tiene el apoyo de todas las fuerzas internas del Frente de Todos. Requiere además de algún apoyo de la oposición, o por lo menos de una parte de ella. Pero aún no conocemos los aspectos específicos del programa referido ni el alcance de los acuerdos internos.
Argentina necesita de un acuerdo/refinanciación con el FMI. Pero aún sin el, lo que demanda la economía para estabilizarse y crecer no deja de ser un gran desafío. Como siempre decimos: las crisis y la pandemia no son gratis, desgraciadamente.